La cita del jueves con J. A. Miller:
"Si no hubiéramos sido ya instruidos por Saussure y, antes que él, por los estoicos, el libro del profesor Rouquié nos enseñaría la separación del significante y del significado. A lo largo del tiempo, el significante “Perón” quiso decir cosas bien diferentes. Es un significante para todo uso, objeto fóbico para algunos, para otros objeto fetiche. Es un significante que se desliza, que se escabulle, que se pega a un significado fugitivamente, antes de atraer otro, luego otro. Es, si se quiere, metonímico. (...)Hay cosas engañosas en el relato cronológico. Se creería al seguirlo que cada momento es igual a cualquier otro. Entonces, la figura de Perón es indescifrable. No tiene rostro porque tiene demasiados. Sin embargo, la memoria no funciona así. Ella no es igualitaria. Se sustrae de la fuga del sentido. Es metafórica. Lo que para bien o para mal, fijó la imago de Perón, es la primera presidencia, y en particular los años donde el significante Perón recibía su significación de su enganche con el significante Evita, lo que explica tan bien el eslogan “Perón cumple y Eva dignifica”. Eva Perón no pretende otra cosa que ser el S2 del S1. Está a su servicio, actúa en su nombre, dice su verdad en su lugar: “Perón dice que soy demasiado peronista porque él no puede medir su propia grandeza con la vara de su humildad”. Ella se da, está entera en su don, y es la vocación de toda mujer, que ahí encuentra, dice ella, una promesa de eternidad.: “una mujer alcanza su eternidad y su gloria y se salva de la soledad y de la muerte dándose por amor a un hombre…” ¿Cómo decir mejor que ella cumple la metáfora peronista? Es así que el peronismo ofrece una forma muy pura, muy casta, muy tradicional, de la relación sexual."
-Miller, J. "Lecturas argentinas, puntuaciones lacanianas". Revista Enlaces n º 23. Págs: 121-122. ... See more